William Butler Yeats, La isla del lago de Innisfree.
Me levantaré y me pondré en marcha, y a Innisfree iré,
y una choza haré allí, de arcilla y espinos:
nueve surcos de habas tendré allí, un panal para la miel,
y viviré solo en el arrullo de los zumbidos.
Y tendré algo de paz allí, porque la paz viene goteando con calma,
goteando desde los velos de la mañana hasta allí donde canta el grillo;
allí la medianoche es una luz tenue, y el mediodía un brillo escarlata
y el atardecer pleno de alas de pardillo.
Me levantaré y me pondré en marcha, noche y día,
oigo el agua del lago chapotear levemente contra la orilla;
mientras permanezco quieto en la carretera o en el asfalto gris
la oigo en lo más profundo del corazón.
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Mi amigo Josetxo me ha enviado esta extraordinaria poesía y leerla ha sido como un bálsamo para mis sentidos.
“Y tendré algo de paz allí, porque la paz viene goteando con calma”…… Además de poeta, sabio.
Yo también busco el camino a cualquier Innisfree para encontrar la paz. Dejar que mi vida fluya, sin obstáculos, libre.
Somos como esos elefantes, a los cuales apenas nacen, sujetan al suelo con una soga y una estaca, y después, cuando crecen, siguen amarrados a esa misma estaca, ignorantes de su propia fuerza. Somos elefantes enormes, majestuosos, dueños de nuestro propio destino, pero desde nuestra más tierna infancia, son muchas las personas, las circunstancias, que nos ponen una cadena, pequeñita, pero con un nombre terrible “miedo”.
Miedo de ser libres, de decidir. Miedo de perder lo poco o lo mucho que poseemos. Miedo a la soledad, a que no nos quieran, a querer. Miedo al dolor, a la vejez, a la muerte. En definitiva, miedo a vivir.
Nos resulta tan difícil dar apenas unos pasos y ver que las cadenas no existen, que tan solo están en nuestra mente. Que todo nos sirve de excusa para no llevar las riendas de nuestra propia existencia.
Es más sencillo que nos den órdenes, que piensen por nosotros. Que nos digas que tenemos que comer, que tenemos que comprar, que no debemos de hacer.
¿Seré capaz de hacerme una choza de arcilla y espinos? Seguramente no, y continuaré imaginando por el resto de mis días como seria no estar amarrada y hacer como dijo el poeta: Me levantaré y me pondré en marcha….
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