jueves, 7 de julio de 2011

Caleidoscopio

   Esta última temporada, apenas he tenido tiempo para estar conmigo misma. Sumergirme en esos espacios de soledad que necesito y cerrar la puerta a las pesadillas, al dolor, a la angustia.
    El domingo, me encontraba tumbada bajo un roble, como no. La mirada puesta en sus viejas ramas y en sus hojas jóvenes que parecían bailar nerviosamente. Hojas lavadas por el rocio y puestas a secar al cálido sol de primeras horas de la mañana. Observando las formas cambiantes que formaban sobre la hierba, me ha venido a la mente un caleidoscopio. ¿Qué tendrá que ver un caleidoscopio con la sombra de un roble? Absolutamente nada, pero las personas somos así: un pensamiento nos lleva a otro…
   He pensado que un caleidoscopio es como la propia vida. Comparación absurda, lo sé, pero creo que miramos por un orificio pequeñito y los acontecimientos de nuestro día a día van pintando un mosaico de colores que va cambiando a cada instante. Pero no somos siempre nosotros los que vamos girando el cilindro. Hay una mano misteriosa, que cuando tú, apenas te mueves porque el caleidoscopio de tu vida ha formado una bellísima forma y los colores te tienen deslumbrada y quieres quedarte ahí, mirando mucho tiempo, porque te tranquiliza  y te gusta lo que ves, entonces ¡Zas! Todo cambia de nuevo…
Aparece un nuevo dibujo y este es feo, es inquietante, te asusta y no quieres mirarlo, pero está delante de tus ojos y por muchos toquecitos y giros que quieras darle no hay manera, sigue sin gustarte.
   En estos momentos, es cuando hecho de menos a algún sabio zen, de esos que salen en las películas y tiene respuesta para todo y preguntarle: Maestro, ¿Qué debo hacer?
Y quizá él me responda: Pequeña aprendiz, observa atentamente lo que ves. Son los mismos cristales que antes amabas, tan solo han cambiado de lugar…


2 comentarios:

María Corleone dijo...

Que abandonada te tengo, amiga mía! Y además por andar de pendoneo y fiestas, lo mío es imperdonable si no fuese porque es lo mío y tú me quieres. me gusta leerte, me alegra saberte capaz de expresarte de nuevo sin que escondas la belleza que con tanta maestría dibujan tus palabras. Sé lo que sientes y sólo tú puedes cambiar esos sentimientos, sólo tu puedes darle la vuelta al caleidoscopio e impedir que las decisiones que toman los demás marquen como transcurra tu vida. Pero es difícil, tanto que te quedarán mirando el caleidosopio diciéndote a ti misma q son los mismos cristrales...es tan difícil todo, y tan fácil quererte. Besos princesa mía!

Anne dijo...

He estado mirando en mi caleidoscopio y habia un pequeño cristalito muy brillante,muy bailón y muy pendón.No paraba quieto y he tardado en comprender que eras tú, pequeña hacedora de fiestas y risas.
Yo tambien te quiero.